2012/06/27

Txus askatu, orain!

Joseba Martín y Josu Zabalo | Hermano de Txus y miembro de herri bilgune de basauri, respectivamente


Cuando el preso político basauriarra Txus Martín intentó acabar con su vida, llevaba ocho años de cárcel en el Estado francés. Cinco de ellos, en aislamiento. Su hermano Joseba, ex preso político, y el miembro de Herri Bilgune de Basauri Josu Zabalo, repasan la dura trayectoria carcelaria de Txus y las dificultades con que se ha encontrado y sigue encontrándose para poder tratar su enfermedad adecuadamente, y traen al recuerdo a los presos y presas fallecidos en prisión o como consecuencia de su paso por ella. También llaman la atención por la situación de los otros catorce presos y presas vascos que hoy día padecen graves enfermedades.
Cuando en otoño de 2010 nos llegó la noticia de que Txus (Jesus María. Martín Hernando) había intentado suicidarse, una sensación extraña se apoderó de todos nosotros y nosotras. Txus estaba preso en el Estado francés, y de los ocho años que llevaba en prisión, había pasado cinco en aislamiento.
Ayer se cumplieron 27 años (26-06-1985) de la muerte de José Ramón Goikoetxea en la cárcel de Alcalá-Meco. La información oficial decía que se había suicidado. Resultaba un tanto difícil de creer que un preso político se quitase la vida. Joserra fue una víctima del sistema penitenciario español, que estaba implantando las entonces denominadas cárceles de «máxima seguridad» o, como coloquialmente se denominaban, «de exterminio», copiadas del modelo alemán.
Joserra no fue el primer preso político vasco víctima mortal de ese sistema carcelario. Desgraciadamente, tampoco iba a ser el último. A fecha de hoy son 22 las presas y presos políticos vascos muertos. ¿Es este el éxito de la política penitenciaria? Reinserción-arrepentimiento o... ¿es esto lo que persigue esa política?
La autolesión de Txus nos avisaba de que nos encontrábamos ante un nuevo «éxito» de la política penitenciaria, en este caso del Estado francés. A la memoria nos vino el recuerdo de los presos y la presa vasca que la cárcel había suicidado: Goikoetxea, Lopetegi, Groix, Aranzamendi, Hernando, Gil, Errazkin, Altzaguren y Angulo.
El duro trato, los severos castigos en soledad, la no concesión de visitas con sus amigos y amigas, la separación de sus compañeros y de su entorno... contribuyeron a crear una alteración de la realidad y llevaron a Txus sentirse completamente desamparado. El psiquiatra de la prisión francesa de Aix realizó un informe en el que sugería la presencia de un trastorno psicótico indeterminado que podría ser delirante. En noviembre de ese año, 2010, fue extraditado al Estado español. Ya entonces se recomendó el seguimiento del tratamiento, así como la aplicación del Protocolo de Prevención de Suicidio para estar permanentemente acompañado.
Ocho meses tuvieron que pasar para que sus médicos de confianza consiguieran el primer permiso para visitarle, ha habido grandes dificultades para el acceso a sus pruebas médicas, largas esperas para conseguir permiso de visita en cada cambio de cárcel (Soto, Valdemoro, Burgos, Basauri, Langraiz y Zaballa), desconocimiento de la atención y el tratamiento que estaba recibiendo en cada momento, etc. La conclusión de un primer diagnóstico fue: trastorno esquizoafectivo. Han hecho falta 17 meses para que se le practique un escáner para completar este tipo de diagnósticos según marcan los protocolos.
La enfermedad de Txus es grave e incurable. En un entorno favorable, se puede tratar; en un entorno hostil, como es la cárcel y además desoyendo las recomendaciones, el tratamiento se hace imposible. A día de hoy se encuentra solo, separado y sin contacto con sus compañeros de colectivo, en la cárcel de Zaballa, lo que en su estado es sinónimo de revivir los terribles cinco años de aislamiento sufridos en el Estado francés. Día a día su estado se va deteriorando, Txus se va apagando. La legislación contempla la puesta en libertad en este tipo de trastornos; sin embargo, la Audiencia Nacional denegó recientemente la misma alegando riesgo de fuga.
Txus es una expresión más de las terribles consecuencias que se derivan de una política penitenciaria diseñada para la anulación de la voluntad de las personas sobre las que se aplica; incesante, implacable... en silencio.
El mutismo oficial se extiende a todo aquello que de alguna manera evidencia el fracaso y/o la ignominia de las políticas carcelarias. Hace escasos días, nos hemos enterado por medio de la organización Salhaketa de la muerte de dos presos sociales en la misma cárcel de Zaballa, este último mes. Mutismo que oculta las muertes y las situaciones previas que las generan y que facilita evitar o eludir responsabilidades.
Es curioso observar cómo los muros de la cárcel de Zaballa se convierten en grandes altavoces anunciando que existe un grupo de presos desmarcado de la «férrea» disciplina que se les impone y que son la prueba de la efectividad de la política penitenciaria. Esos muros que se muestran franqueables para entrevistas, encuentros... ampliamente aireados por los medios, e infranqueables para una simple consulta médica.
A lo largo de estos años en Euskal Herria se ha alzado la voz muchas veces rompiendo ese silencio que ensordece a muchas personas, que calla a tantas y que mantiene ignorantes a otras. Ese silencio que oculta la realidad sobre la asistencia o desasistencia médica en las cárceles y que, directa o indirectamente, en el caso de los presos y presas políticas vascas se ha cobrado ya 12 vidas: Asensio, Retolaza, Alberdi, Zalakain, Mariñelarena, Gorostiza, Etxabe, Maitia, Díez, Esteban, Miner y Sainz.
La legislación vigente contempla la posibilidad de medidas que en el caso de Txus supondría su excarcelación como única posibilidad de garantizar su seguridad y su vida. En situación parecida a Txus, con las diferencias propias de cada caso, se encuentran otros 14 presos y presas políticos vascos.
Llevamos meses en la calle sacando a la luz todo eso que se empeñan en silenciar tras los muros del siniestro mapa penitenciario hispano-galo. Hablando de Txus, de su situación, de la urgencia... exigiendo su puesta en libertad. Rompiendo el silencio. Porque tenemos razón.
La excarcelación de Txus es urgente, no se puede demorar. No queremos que esa lista de 22 presas y presos políticos vascos muertos se amplíe. Por eso nuestro empeño en alzar la voz, en unir más voces, las de aquellas personas que no están dispuestas a callar. Llevamos un largo camino andado y no es momento de parar, no es momento de callar.
Por todo ello es por lo que hoy, igual que ayer y también como lo haremos mañana, queremos alzar la voz. La voz de los y las que desde aquí fuera exigimos que no se demore más, por oscuros intereses, la aplicación de aquellas medidas que harían posible acabar con estas injustas, inhumanas y vengativas prácticas. Por eso mañana viernes, día 29 (Azken Ostirala), también estaremos en los lugares habituales, y una docena de miembros de Herri Bilgune de Basauri y la compañera de Txus participarán en la concentración y manifestación de este Azken Ostirala en Gasteiz, para exigir que se respeten los derechos humanos de los presos y presas políticos vascos gravemente enfermos y la inmediata libertad de Txus, debido al grave estado en el que se encuentra. Al finalizar la manifestación, en la Plaza de los Fueros gasteiztarra, la compañera de Txus dará testimonio de la gravísima situación de su compañero preso.

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